sábado, 24 de septiembre de 2011

Los físicos buscan un error que explique los neutrinos más veloces que la luz.

Tiene que haber algún error. Esa era ayer la opinión general de los científicos tras escuchar la extensa exposición que dio en Ginebra Dario Autiero, uno de los 160 firmantes del artículo publicado en arxiv.org en el que se afirma haber detectado neutrinos moviéndose a mayor velocidad que la de la luz.

Un neutrino es un tipo de partícula subatómica sin carga eléctrica y con una masa tan pequeña que es difícil de medir. Son tan livianos que apenas interaccionan con la materia. Miles de millones de neutrinos atraviesan cada segundo la Tierra de parte a parte (y a nosotros) como si no existiera.

La mayoría de los neutrinos que llegan a la Tierra nacen en el Sol, como producto de la desintegración de otras partículas. También se crean en cantidades ingentes en explosiones del tipo supernova y existen otros que proceden directamente del Big Bang, la gran explosión que dio origen al Universo.

- Se tambalea la teoría de la relatividad.

La primera reacción fue que debía de haber un error, ¿pero cuál? Esa es la gran pregunta y la razón principal de la convocatoria de ayer. Los autores del trabajo llevan meses intentando encontrar cuál es el fallo que les ha llevado a obtener unos resultados tan inesperados y espectaculares. Pero a pesar del esfuerzo, no lo han conseguido, y ahora piden ayuda a la comunidad internacional de físicos para que repitan de forma independiente el experimento y comprueben si esos resultados se repiten.
Si así fuera, la teoría especial de la Relatividad, uno de los pilares de la Física moderna, se tambalearía sin remedio, aunque el director general del CERN, Rolf Heuer, ha querido dejar claro que este descubrimiento no supone que la teoría de Einstein sea errónea porque pueden existir diferentes interpretaciones sobre el hallazgo.
Pero veamos por qué. Según la relatividad especial no es posible transmitir en el vacío información alguna a más velocidad que la de la luz. Y eso implica que nada que sea material o que tenga masa, por pequeña que sea, puede superar ese límite. Esa es, por lo menos hasta ahora, una verdad absoluta e indiscutible, la base sobre la que se construyen todas las demás teorías.

Por no hablar, también, de que superar la velocidad de la luz equivaldría a una «rotura» del tejido espaciotemporal que sustenta el Universo, y nos llevaría a posibilidad de realizar, por lo menos en teoría, viajes al pasado. En un Universo así, no existiría el principio de causalidad, es decir, que podríamos ver los efectos de un fenómeno cualquiera antes de que se produjeran sus causas. Por ejemplo, el brillo de una supernova antes de que la estrella que la origina explote.

En resumen, cualquier cosa es preferible a reconocer, a las primeras de cambio, que la relatividad no funciona y que no existe ese límite de velocidad universal. Se abre ahora un periodo de profundas reflexiones y de intenso trabajo. Centenares de físicos en todo el mundo estudiarán en las próximas semanas, meses, o quizá años, el nuevo escenario. Y hallarán una explicación. Puede que al final el error aparezca y el elaborado edificio de la Física moderna siga en pie. O puede que no, y que este sea el día de un nuevo principio para una importante rama de la Ciencia. Sea cual sea el resultado, habremos avanzado en el camino de la comprensión del Universo que nos rodea y en el que nos ha tocado vivir. Sólo el tiempo lo dirá.

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